lunes, 21 de mayo de 2007

LA MUJER RURAL DE NICARAGUA, SUS PROBLEMAS Y ACCESO A SUS OPCIONES PRODUCTIVAS Y REPRODUCTIVAS

La mujer rural "típica" de Nicaragua inicia su vida de madre/esposa entre los 14 y 19 años.

El 54% de las uniones rurales están legalizadas por el matrimonio y muy frecuentemente, después de una unión breve, las mujeres asumen su rol de madre.

El hombre es por tradición propietario de la tierra y de los bienes de la unidad de producción familiar.

Ello significa, entre otras cosas, que en una separación, la mujer se ve generalmente privada del acceso a medios productivos - en particular de la tierra.

Se estima que el 34% de los hogares rurales son encabezados por mujeres y esta proporción aumenta en los estratos más pobres.

El fenómeno de mujeres solas jefes de hogar es generalizado en el campo Nicaragüense.

En los hogares mixtos, la participación de las mujeres en las actividades agrícolas productivas es muy variable y aumenta generalmente con el grado de pobreza, en ocasiones llega a representar más del 50% de la mano de obra.

En principio, la división del trabajo no las excluye de ninguna operación productiva, excepto de aquellas relacionadas con la preparación de la tierra y el manejo de ciertos agroquímicos.

El acceso de las mujeres campesinas, solas y jefes de hogar o esposas/compañeras, a medios de producción o a recursos esenciales como la tierra, el crédito, la asistencia técnica, los insumos, etc. es marginal.

Al interior de las unidades de producción mixtas, este acceso está subordinado al hombre.

Los grupos de mujeres organizadas, cuando existen, (constituidos por mujeres jefes de hogar y/o por esposas/compañeras) no tienen, o tienen solamente en forma precaria (en préstamo o alquiler), un acceso directo a parcelas donde trabajar como "grupo" o "colectividad".

Visto que el crédito formal se otorga especialmente a clientes que presenten garantías como títulos de propiedad de la tierra, limitadas son las mujeres que pueden presentar solicitudes de crédito aceptables.

Por último, en cuanto a asistencia técnica se refiere, el patrón cultural de no-reconocimiento de las mujeres como productoras las excluye generalmente de las reuniones de consejos técnicos, de las sesiones y los cursos de capacitación y de las experimentaciones o demostraciones técnicas formales.

Nuestra Fundación Promoverá programas de microfinanzas como una estrategia clave para aliviar la pobreza y simultáneamente empoderar a las mujeres.

Desechando programas que han tenido impactos negativos en las mujeres y en sus familias, y pueden no haber empoderado a las mujeres.

También, existen tensiones considerables entre algunas políticas actualmente introducidas para incrementar la sustentabilidad financiera y las estrategias para empoderar a las mujeres.

Nuestros programas, tomarán en cuenta el rol productivo de las mujeres y establecerán una amplia gama de alternativas que tienen el potencial de contribuir al empoderamiento económico, social y político de las mujeres, en campos tales como:
* El aumento en los niveles de ingreso de las mujeres y su capacidad para controlarlos, con miras a alcanzar mayores niveles de independencia económica.
* El mayor acceso a mercados, redes e información, al tener mayor conocimiento del mundo fuera de casa, y la posibilidad para desarrollar roles políticos y sociales
* La mejor percepción sobre la contribución de las mujeres al ingreso y al bienestar familiar, incrementando su participación en las decisiones sobre asuntos del hogar.
* Las mejoras generales en la actitud de las mujeres sobre su rol en la familia y la comunidad.
Si usted amig@ lector(a) estuviera de acuerdo con nuestra propuesta y fuera su voluntad, capacidad y/o conocimiento para colaborar en ponerla en práctica, indíquenos los pasos a seguir para la obtención de la siempre necesaria e imprescindible ayuda de la comunidad Internacional.